Cómo podemos combatir las chinches

2021-12-13 10:50:48 By : Ms. Joray Tang

En los últimos años, han experimentado un resurgimiento espectacular que se puede atribuir a nuevos aspectos de la biología de las plagas y el comportamiento humano.

Las chinches se han asociado con los humanos y han vivido en nuestros hogares durante miles de años. Este pequeño insecto hemípteros es un ectoparásito marrón rojizo de unos 5 mm de longitud que se alimenta de sangre humana y de otros animales como aves de corral, murciélagos o roedores.

Se les conoce comúnmente como chinches y hay dos especies que afectan a los humanos: Cimex lectularius, más cosmopolita, y C. hemipterus, más común en los trópicos y subtrópicos.

Estos insectos constituyeron un problema de salud pública en todo el mundo, siendo casi erradicados en las décadas de 1940 y 1950 con el uso generalizado de insecticidas como el DDT.

En los últimos años, han visto un resurgimiento espectacular que se puede atribuir a nuevos aspectos de la biología de las plagas y el comportamiento humano, como la aparición de una nueva resistencia a los insecticidas o el aumento de los viajes por todo el mundo.

Las chinches se alimentan de sangre e inyectan saliva mientras pican para evitar que se coagulen. Algunas personas no reaccionan a las picaduras, mientras que otras experimentan reacciones alérgicas que a veces pueden ser graves.

Puede ser difícil distinguir las picaduras de chinches de las picaduras o erupciones de otros insectos.

Las lesiones más comunes incluyen el desarrollo de pápulas (urticaria), a menudo mayores de 1 cm, acompañadas de prurito (picazón) e inflamación que a menudo tienen una mancha roja más oscura en el centro. Suelen ser múltiples y aparecen agrupadas o dispuestas en línea, principalmente en cara, cuello, brazos y manos.

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Las heridas causadas por rascarse pueden sobreinfectarse, provocando afecciones más graves y difíciles de tratar.

No se sabe que transmitan ningún patógeno humano, pero pueden causar angustia emocional a los afectados, manifestada por ansiedad e insomnio.

Es importante saber que las lesiones cutáneas y los síntomas acompañantes pueden aparecer hasta nueve días después de sufridas las picaduras y que suelen tardar varios días en su completa resolución.

Si sospechamos que nos han picado chinches, debemos buscar evidencia en la residencia supuestamente infestada que demuestre la presencia del insecto. Echemos un vistazo de cerca al lugar, especialmente las grietas en las paredes, colchones y muebles.

Como prueba indirecta o presunta se debe tener en cuenta lo siguiente:

El diagnóstico definitivo o cierto de una infestación se basa en la siguiente evidencia:

Un tratamiento tópico para mitigar el picor y una buena higiene para prevenir infecciones secundarias suelen ser suficientes en la mayoría de los casos, aunque en cualquier situación es recomendable consultar a un especialista para seguimiento y evolución.

Para casos más graves, pueden ser necesarios corticosteroides, antihistamínicos o antibióticos sistémicos.

Actualmente, se informa de un número creciente de infestaciones en todo el mundo, lo que dificulta el control. Las casas, los nidos de pájaros y las cuevas de murciélagos son los hábitats más adecuados para las chinches porque brindan un refugio cálido y huéspedes de los que alimentarse.

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En los hogares, se esconden en grietas o hendiduras en paredes, muebles, detrás de papel tapiz, paneles de madera o cuadros, y debajo de alfombras, colchones o ropa de cama. Tienen hábitos nocturnos, por lo que tienden a esconderse durante el día y a ser más activos durante la noche, cuando la gente duerme.

El riesgo de encontrar chinches aumenta si pasamos tiempo en lugares con un gran volumen de huéspedes durante la noche, como hoteles, casas de campo, hospitales o refugios para personas sin hogar.

Las chinches pueden vivir hasta seis meses sin comida y sobrevivir hasta 12 meses sin alimentarse de humanos, atacando aves y roedores.

Los factores asociados con algunas casas modernas, como el aumento de la humedad, la falta de circulación de aire, la limpieza deficiente y el mobiliario descuidado, también influyen, proporcionando áreas de refugio para las chinches.

Además, el estigma social asociado con las infestaciones de chinches en los hogares puede obligar a las personas a no recurrir a los profesionales del control de plagas, lo que contribuye al resurgimiento y la resistencia.

Evitar su entrada es la mejor forma de prevenirlos. Un buen saneamiento es el primer paso para controlar una infestación de chinches. Sin embargo, recientemente se están detectando en residencias de ancianos, hospitales, cruceros, cines, el metro e incluso aviones, lo que sugiere que una buena higiene no es suficiente para prevenirlos.

Para su control, lo primero que debe hacer es confirmar que estamos en presencia de chinches. Se recomienda no utilizar insecticidas domésticos, pues podrían empeorar la situación y dispersar a los insectos, poniéndolos también en alerta y obligándolos a buscar nuevos espacios dentro de la casa. En muchos casos, la erradicación requiere más de una visita de un profesional de manejo de plagas.

Entre los pesticidas disponibles en el mercado, los más utilizados por su seguridad y eficacia son las piretrinas y piretroides, desecantes (ácido bórico), sustancias bioquímicas (aceite de neem), pirroles, neonicoticonoides (formas sintéticas de nicotina) y reguladores del crecimiento de insectos.

Para minimizar el uso de pesticidas, el control debe centrarse en métodos mecánicos, como aspirar y eliminar o sellar grietas en muebles y paredes. La ropa de cama debe lavarse al menos a 60 ℃. Para infestaciones severas, se pueden usar pesticidas, aunque se debe tener cuidado de permitir que la ropa de cama, los colchones, la tapicería y los muebles se sequen por completo antes de usarlos.

Una vez eliminados, se debe tener especial cuidado para evitar una nueva infestación, especialmente con la introducción de muebles (particularmente de segunda mano) y elementos como ropa, mochilas, maletas o ropa de cama, donde los insectos pueden viajar haciendo "autostop", dispersándose y repoblando. Nuevos territorios.

* Lucrecia Acosta Soto y Fernando Jorge Bornay Linares son profesores de Parasitología de la Universidad Miguel Hernández.

Esta nota apareció originalmente en The Conversation y se publica aquí bajo una licencia Creative Commons.

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