Nacidos y criados en Mar del Plata, Paz Cano y Santiago Rolón diseñaron una silla inspirados en los veranos familiares. La Rambla es la postal de las vacaciones de millones de argentinos, pero para ellos es casi como su DNI. Al frente del estudio de diseño industrial Cano Rolón, la pareja apeló a la memoria emotiva para desarrollar la Silla Rambla, un homenaje a los abuelos cesteros de Paz y al abuelo fotógrafo de Santiago, que retrató los veranos de miles de familias con los lobos marinos de fondo.
Icónica, la silla es sinónimo de los balnearios de La Feliz, del mar y la arena. Sin embargo, el paso del tiempo las fue dejando fuera de carrera. Ahora abundan las de plástico apilables de mantenimiento cero. La histórica estaba tejida en mimbre artesanalmente y requería ajustes periódicos. El abuelo de Paz, Miguel Cano, aprendió la técnica ancestral de su padre. Junto a su sobrino llevó adelante la canastería La Obrera, una tienda emblemática ubicada en la Avenida Rivadavia y España, a 10 cuadras de la peatonal. La banda sonora de la niñez de Paz es el sonido del taller y hasta el día de hoy, el perfume del mimbre mojado la lleva de viaje por su infancia.
"Ahora es un símbolo, un objeto casi de culto. Por eso surgió la idea de reversionarla y hacerle un homenaje desde nuestras vivencias, pero también desde nuestros saberes", dicen Paz Cano (33) y Santiago Rolón (34), que se conocieron hace 10 años en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Cursaron juntos y el flechazo no tardó en llegar. Hoy comparten casa, estudio y proyectos. Rambla cuenta con tecnología 3D y sistema textil antimanchas. Fue seleccionada por el Fondo Nacional de las Artes, entre otros de los reconocimientos obtenidos por el estudio dedicado al diseño de mobiliario (Sello Buen Diseño 2018 y 2019 y Premio Museo de Arte Decorativo 2016)
Decididos a investigar el origen de la silla dieron con fotografías de principios del siglo XX y se encontraron con dos teorías: "Una versión indica que fue inspirada en balnearios de Biarritz, al sur de Francia. Y la otra, que un grupo de uruguayos que trabaja en el puerto y conocía la técnica creó una similar. Finalmente, es un objeto anónimo", sentencia Rolón.
La flamante silla Rambla cuenta con estructura metálica y el asiento está tapizado en pana. Las cuatro curvas en forma de arcos que se entrecruzan componen el respaldo y apoyabrazos. Con formas orgánicas y una paleta de colores que invoca amaneceres y atardeceres frente al mar, la pieza también es un homenaje urbano. El paseo de la Rambla surgió en 1888 y en 1941 fue rediseñado por Alejandro Bustillo, pionero de la arquitectura nacional y autor, entre otros, de la playa Bristol, el Hotel Provincial y el Casino. Un conjunto monumental que trascendió la típica postal marplatense.
Al tiempo que La Feliz se transformaba en el epicentro del turismo popular, la cestería La Obrera ampliaba su red de clientes. "Como parte de pago a mi abuelo le solían ofrecer carpas en los balnearios, así que pasábamos muchas temporadas con ellos", recuerda Paz. Y agrega: "Era una cuenta pendiente con mi abuelo, que murió hace cinco años y a la canastería familiar que cerró". Hoy son pocos los balnearios de la zona Sur, sobre todo, que mantienen la tradición, y entre las pocas sillas que quedan la abuela atesora unas cuantas.
Irma Novo, de 89 años, participó en las instancias previas del diseño y contribuyó a transmitir la herencia familiar, ya que era la cara visible de La Obrera. "Está chocha con el resultado, la nueva versión le encanta, conserva el espíritu y además es apilable, como la original", confirman Paz y Santiago, que prometen devolverle a Irma las sillas que se llevaron al estudio para medir, investigar y tomar de referencia. Tercera generación de marplatenses decididos a conservar con una silla de cuatro arcos, el legado familiar que dejó su huella en millones de turistas.
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